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Plegaria en dolor mayor

Tobías 3, 1-6

Richard Joel RICO LÓPEZ


 

 

(Dedicado a los miles de hombres, mujeres y niños que han sufrido a lo largo de la historia de la humanidad, la desventura de la guerra, el hambre, el terrorismo, el totalitarismo y cualquier modo de vejación a la dignidad de los pueblos en nombre de la “libertad”)

 

Profundamente afligido, lleno de tristeza, rabia y dolor, sollocé, me eché a llorar y entre lágrimas elevé esta humilde oración, ante el Padre de todos los pueblos:

Señor tu eres justo, aún en medio de mis dudas mas razonables, de mis miedos mas profundos y de mis heridas mas dolorosas, sé que eres justo y que todas tus obras, aún aquellas que me laceran y buscan mi fin, han sido creadas con justicia, tú actúas con misericordia y sin embargo cada día somos mas míseros, las espuelas de quienes nos oprimen, nos hacen morder el polvo una y otra vez. Sabemos que actúas con lealtad, he ahí la mayor esperanza de nuestra gente, que en su acción y en su oblación repite una y otra vez: “Si Dios quiere” y “En el nombre de Dios”.

Tú eres Juez del mundo, sé que no te quedas sentado en tu trono, mirando con indiferencia nuestros suplicios y aún así, en medio de la tribulación y la desesperación que me causan las desgracias que me infligen mis congéneres, aclamo impaciente que tu mano se vuelva contra el opresor.

Tú, señor, acuérdate de mi pueblo, que también es tu pueblo, míranos a través del cristal traslúcido del perdón; no nos castigues por nuestros pecados y nuestros errores, tan innumerables como las estrellas del firmamento y las arenas del mar, apiádate de nuestras falencias que a veces nos disminuyen a la estatura del que nos oprime y nos margina; sabemos que somos corresponsables de nuestra historia y asumiéndonos como tal, pedimos perdón por nuestros pecados y los que nuestros padres cometieron delante de ti, al separarnos de tus mandamientos.

Por nuestras imperfecciones, hemos sido entregados al saqueo, a la vejación, al despojo de nuestras tierras, a la manipulación mediática, al abuso del poder, al totalitarismo y al horror de la guerra, por nuestras faltas hemos caído prisioneros en las manos de un voraz modelo neoliberal, nos han hecho burla y comentario, objeto de ideologías trasnochadas que hacen a otros seres humanos, mirarnos con indiferencia, repudiarnos y hasta odiarnos con la mas extrema vehemencia; haciendo sobre nuestro pueblo y nuestras raíces una apología del desprecio.

Sí, señor, todas tus sentencias son justas, cuando me tratas así por mis pecados, por mi cobardía para hacer frente a la injusticia y por mi incapacidad para alzar la voz, antes de que otros me la quiten con violencia, no he procedido lealmente ante tus mandatos y los dictámenes de mi conciencia moral y social.

Haz ahora de mí lo que te guste, hazme instrumento de tu obra, que mis labios sean los tuyos y mis acciones tu voluntad, si es tu deseo manda que me quiten la vida por defender la dignidad del género humano, por decir lo que no pueden los que han sido arrebatados de su voz y por sumar un par de manos para que mi pueblo se sume a la construcción de la patria grande, desapareceré de la faz de la tierra y en tierra me convertiré, pues mas vale morir entremezclado en la lucha que vivir en un adormecimiento insensato, sufriendo ultrajes que no merezco y eternamente invadido de tristeza.

No me apartes de tu rostro señor, tú el justo, el misericordioso y el leal, presta atención al susurrar del viento matutino que te elevará como una voz trashumante, la plegaria de tu pueblo que te habla.

 

Richard Joel Rico López

Acarigua, Venezuela

 

 


 



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