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¿Quién subvierte el Concilio, Leonardo Boff o el Cardenal Ratzinger?

Leonardo Boff*


 

La Constitución sobre la Iglesia del Vaticano II, Lumen Gentium, dice que "la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica, aunque fuera de su estructura visible haya varios elementos de santificación y de verdad" (nº 8). En los documentos anteriores, preparatorios, se hacía una identificación, al decir que "la Iglesia de Cristo es la Iglesia católica". Debido a los diálogos entre los Padres conciliares, y por razones ecuménicas, se cambió el "es" por el "subsiste". Si hicieron un cambio, es porque los Padres conciliares quisieron evitar una identificación pura y simple entre Iglesia de Cristo e Iglesia católica.

 

1. La controversia del "subsiste"

La mayoría de los intérpretes y yo personalmente en el libro "Iglesia, carisma y poder" (1981), hemos entendido el "subsiste" como "toma forma concreta, se concretiza, aparece". El cardenal J. Ratzinger, condenó en 1985 esta interpretación mía (imponiéndome además un año de "silencio obsequioso"), afirmando que el Concilio había escogido la palabra "subsiste" precisamente para aclarar que hay una única "subsistencia" de la verdadera Iglesia, en cuanto que fuera de su estructura visible solamente existen elementos de Iglesia ("elementa Ecclesiae"; AAS 77, 1985, 756-762). Y afirma también que Leonardo Boff comete una "subversión" del significado del texto conciliar… base del relativismo eclesiológico" (ibid.). La misma condenación es reafirmada en la Declaración Dominus Iesus (nº 16 y rodapié n. 56 del 6/8/2000). Y lo repite con más detalles en la conferencia que pronunció sobre la naturaleza de la Iglesia a propósito del Congreso Internacional sobre la puesta en práctica del Vaticano II (Roma, 25-27/2/2000, en Il Regno 7/2000, 231-238). En esta conferencia explica que "subsiste" deriva de la antigua filosofía… y corresponde a la palabra griega hypostasis (ib. 237b).

 

2. El sentido oficial: "subsiste" no es sinónimo de "es"

¿Cuál es la intención teológica del Concilio y de los Padres conciliares? A la luz de esta intención, ¿qué significa exactamente la expresión "subsiste" sustituyendo al "es"?

La comisión teológica del Concilio dio las razones de este cambio: "para que la expresión concuerde mejor con la afirmación acerca de elementos eclesiales que se encuentran en otras partes" (Acta Synodalia III/1, 177), Esta comisión, por lo demás, nunca explicó oficial y explícitamente el sentido de la expresión "subsiste". Dio, sin embargo, dos indicaciones que acotan el sentido exacto de "subsiste". Al explicar el sentido del número 8 de la Lumen Gentium (donde está el "subsiste") afirma que "la Iglesia de Cristo puede ser encontrada concretamente (concrete inveniri), en esta tierra, en la Iglesia católica". Y poco más adelante dice que ella "está presente" (adest) en la Iglesia católica (Acta synodalia III/1,176). Aparece claro ahí que "encontrar concretamente" y "estar presente" son sinónimos de "subsiste". El sentido, entonces, es: la Iglesia de Cristo "subsiste en la Iglesia católica", o sea, toma forma concreta y se concretiza en la Iglesia católica. Pero no se agota en esta concretización, porque hay "elementos de Iglesia" en otras Iglesias y Comunidades cristianas, y porque tiene limitaciones históricas, especialmente, por causa de los pecadores presentes dentro de ella (Lumen Gentium 8c). La Iglesia de Cristo puede subsistir también en otras Iglesias. Todas las Iglesias y Comunidades cristianas en comunión entre sí forman la única Iglesia de Cristo.

Cuando una expresión no es definida explícitamente, como el "subsiste", tiene entonces el sentido que le confiere el uso común. Tomando como referencia el famoso diccionario latino de Forcellini, verificamos que el sentido básico de "subsistere" es siempre concreto: "manere, permanere, sustentare, resistere, consistere, fermare e adstare" (Totius latinitatis Lexicon V, 707-708). Ninguno de esos sentidos, ni los ejemplos que allí enumera, van en la línea pretendida por el cardenal Ratzinger de "subsistencia " e "hypostasis".

Notemos una modificación motu proprio de fundamental importancia, introducida por el cardenal, distorsionando el sentido del Concilio. El texto del cardenal dice que en las otras Iglesias existen "solamente elementos de Iglesia". El Concilio no afirma eso. Dice, sin restricción alguna, que existen en ellas "muchos (plura) elementos eclesiales", abriendo así la posibilidad de entenderlas como Iglesias. Al introducir el "solamente", el cardenal niega a las demás Iglesias el carácter de Iglesia. Eso le pone en contradicción con el número 15 de la Lumen Gentium, donde queda claro que tales elementos no se refieren sólo a los sacramenteos y a los individuos, sino "a las Iglesias mismas y Comunidades" en las que se encuentran los individuos y se reciben los sacramentos. La comisión teológica enfatiza que "precisamente en el reconocimiento de este hecho se sitúa el fundamento del movimiento ecuménico" (Acta Synodalia III/1,204). En razón de ello, el Decreto sobre el ecumenismo sostiene que "el Espíritu no rehúsa servirse de ellas como instrumentos de salvación" (n. 3d).

El cardenal Ratzinger podría argumentar que el Concilio evita llamar Iglesias a las Comunidades cristianas salidas de la Reforma, reservando esta palabra para aquellas que tienen la eucaristía y la sucesión apostólica. Sin embargo, la comisión teológica aclara que con tal expresión el Concilio "no trata de investigar y determinar qué Comunidades deban ser llamadas teológicamente Iglesias" (Acta Synodalia III/7,35), sino que el Concilio se atiene al uso tradicional del lenguaje. Subraya, no obstante, que tales Comunidades no son una suma de individuos, sino que "están constituidas por elementos sociales y eclesiásticos que les confieren un carácter verdaderamente eclesial; en tales Comunidades, aunque de un modo imperfecto, está presente la única Iglesia de Cristo, de una manera semejante a aquella según la cual ella está presente en las Iglesias particulares, y por medio de sus elementos eclesiales la Iglesia de Cristo está, de alguna manera, operante en ellas" (Acta Synodalia III/2,335). En las Iglesias no católicas subsiste, por tanto, la Iglesia de Cristo.

Efectivamente, el Magisterio pontificio, sinodal y episcopal posconciliar ha hablado de Iglesias refiriéndose a las Comunidades evangélicas. No se trata, seguramente, de mera concesión a la gentileza del lenguaje, sino de una aplicación concreta del sentido conciliar de "subsiste", que premite decir: las varias Iglesias no católicas participan de la Iglesia querida por Cristo.

 

3. El cardenal J. Ratzinger retrocede al pre-Vaticano II

La interpretación que el cardenal hace del "subsiste" como "subsistencia" e "hypostase" -que "puede ocurrir solamente una vez" como dice en su conferencia (Il Regno, loc. cit. 237b), o sea, solamente en la Iglesia católica-, hace que el "subsiste" se vuelva sinónimo de "es". El cardenal mismo lo dice con todas las letras: "subsistit es un caso especial de esse (ser)" (ib. 237b). Ahora bien, esa forma de entender la palabra anula la voluntad de los Padres conciliares, que quisieron sustituir "es" por "subsiste". Quisieron evitar la identificación pura y simple de la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica. Para Ratzinger las demás "Iglesias" no son propiamente Iglesias; simplemente tienen "elementos de Iglesia". Es como si alguien dijese: "Casa, sólo lo es la mía; la tuya simplemente tiene 'elementos de casa', como ladrillos, ventanas y puertas; todo eso no es una casa, sino sólo elementos que fueron sustraídos de mi casa". Tal afirmación, además de arrogante, es incorrecta en la mente de los Padres conciliares. Ratzinger retrocede al pre-Vaticano II.

El mismo cardenal se da cuenta del reduccionismo de su posición al reconocer que "esta dirferencia entre el 'subsiste' y el 'es' no se puede resolver plenamente, en último término, desde el punto de vista lógico" (ib.). Más todavía: que "la subsistencia de la única Iglesia en la figura concreta de la Iglesia católica sólo puede ser percibida como tal en la fe" (ib. 238a). Ahora bien, tal reconocimiento va contra las palabras de la Lumen Gentium, que insiste en la concreción sensible al subrayar que "esta Iglesia, constituida y organizada en ese mundo como sociedad, subsiste en la Iglesia católica" (n. 8b). Una sociedad no se cree, sino que se ve.

El problema lógico es falso y es sólo del cardenal, no del Concilio. Habría evitado confusiones si hubiese recurrido a la expresión "sacramento" aplicada por el Concilio a la Iglesia. El sacramento -enseña la teología- tiene varios niveles de concretización y de densidad (sacramentum/res, sacramenti/res). De la misma forma, la Iglesia de Cristo puede conocer distintos niveles de realización, más omenos densos y perfectos, pero todos reales. La Iglesia católica puede pretender ser la más plena realización de la Iglesia de Cristo. Pero esta realización no puede ser de tal manera que impida que otras Iglesias sean también expresiones de la Iglesia de Cristo. En muchos aspectos, ellas pueden ser incluso mejores, como en la veneración de las Escrituras, en el caso de las Iglesias evangélicas, o en el cultivo de la liturgia solemne, en el caso de la Iglesia ortodoxa.

El Concilio Vaticano II quiso con el "subsiste" abrir la puerta al ecumenismo. Con su interpretación del "subsiste" el cardenal J. Ratzinger la ha querido cerrar, mediante distorsiones. Ahora cabe replicar: ¿quién es el que subvierte el sentido del texto conciliar, Leonardo Boff o el cardenal J. Ratzinger? La documentación oficial señala al cardenal como el subvertidor del Vaticano II y, consecuentemente, como exterminador del futuro del ecumenisno católico.

* Teólogo brasileño de la liberación,
profesor de teología sistemática, autor de más de 50 libros,
entre ellos "Iglesia, carisma y poder" (condenado).

Traducción de José María Vigil

 

 

 


 



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