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Una semana sin mujeres

Silvia CANTO


 

 

Lunes

Lo advertimos con tiempo. Va en serio lo de la igualdad y equidad de las mujeres. Cuando en la madrugada tomamos los templos y catedrales del país nadie imaginó la organización que teníamos. Ni aún nosotras mismas.

Hasta las legionarias quisieron participar. Están hartas de sostener con sus oraciones y con su trabajo de limpieza una Iglesia que no las toma en cuenta, ni siquiera para las homilías.

Si hacemos cuentas, ¿quién es la Iglesia? Los obispos hablan siempre en nombre de “la Iglesia” pero en realidad hablan en nombre suyo, de sus propios intereses, desde la visión de su género, ¿o a quienes consultan para hacer declaraciones en los periódicos?, ¿a quiénes consultan para prohibir tal o cual cosa?

Como dijo Cristina “en el momento que dejemos de limpiar y construir los templos con nuestro sudor y esfuerzo, en el momento que dejemos de participar en las misas, nomás una semanita, en ese momento se darán cuenta que tratan con mujeres no con niñas”. La gente de los grupos que fuimos visitando, primero nos veía con asombro. Preguntaban: - ¿Acaso enloquecieron? ¿Quieren cambiar algo imposible de cambiar? – pero ya les habíamos sembrado el entusiasmo de por lo menos ver una vez la cara desencajada de los curas. Un disgustito por tantos que les han causado a ellas.

Por eso estamos aquí, a las puertas de la catedral, invitando a la gente a que no entre durante esta semana a las misas, ni que de limosna en esta semana del diezmo.

 

Martes

Ayer por la tarde llegaron los jóvenes de la pastoral juvenil de la comisión episcopal. Muchachas y muchachos que pretendían disuadirnos.

Decían: - ¿Qué va a pensar la gente de las otras religiones? Van a aprovechar este problema para llevarse a muchos católicos a sus iglesias.

- Que piensen que esto que inició en la iglesia católica va a pasar en todas las iglesias cristianas y en la judía y en la musulmana, si siguen manteniendo a la mujer en el rango de subordinación – exclamó con firmeza Cristina. Los periodistas anotaron todo. Y hoy vemos la fotografía en las primeras planas. “¡Dios, qué buena foto les tomaron!” comentó Augusto uno de los sacerdotes de la red de apoyo.

La juventud católica no fue la única que nos visitó, casi a media noche llegaron los jóvenes en resistencia alternativa, juventud posmo que creen en Jesucristo pero “nos da hueva la Iglesia”. Sabemos que en muchas diócesis están apoyándonos. Han organizado brigadas de defensa porque temen que la mayoría de los obispos pidan a los gobiernos estatales la fuerza pública para desalojarnos de los atrios.

Acaban de llegar dos camionetas, escoltadas por patrullas, ¿quiénes son?

 

Miércoles

Una delegación de monjitas, enviadas del arzobispo primado, llegó a “dialogar” con nosotras. Los amigos sacerdotes que estaban por aquí participaron en la paraliturgia de la tarde, la que hemos organizado en todas las iglesias y capillas del país. Aunque algunos de ellos son parte de la organización nuclear les pedimos estar fuera de los diálogos.

Así que al diálogo con las “enviadas” estuvimos las religiosas y las laicas mitoteras.

- Lo que ustedes piden, que los consejos parroquiales sean presididos por laicas y laicos es difícil de modificar, eso sólo Roma lo puede hacer – expresó con cara hipócritamente compungida la monja naranjita.

Edel tomó la palabra: – Mire, hermana, usted y yo sabemos que cuando se quieren modificar las cosas se modifican, no hay tradición eterna.

Con el rostro molesto la monja verdecita dijo: – La propuesta que las congregaciones religiosas femeninas tengan a su cargo parroquias es inadmisible dado que no son sacerdotes – volvió la mirada hacia mí y amenazó – recuerden que las mujeres no podemos ser sacerdotes porque Jesús fue hombre y sólo los hombres pueden ser sacerdotes.

“¿Esto lo dices por cuenta tuya o alguien te lo ha dictado?” terció Isabel.

La monja rojita dio un puñetazo en la mesa y gritando le dijo a sus once compañeras:

- ¡Se acabó el diálogo, estamos hablando con el mismísimo demonio, ya lo decía el arzobispo primado, están enfermas de poder!

- Todas tenemos poder. Sólo que oficialmente sólo los varones pueden ejercerlo – dijo Cristina serenamente cuando salían precipitadamente de la casa de campaña improvisada para la ocasión.

La monja rojita volvió sobre sus pasos con los puños cerrados e inquirió con ojos morados de la rabia – ¡Tu, y todas ustedes, y todos los que les apoyen con sólo el pensamiento, van a ser excomulgados!

Los policías corrieron tras las monjas, que cerraban las puertas de las camionetas con un estruendo que animó a los que estaban por ahí a despedirlas con aplausos.

Hoy todavía seguimos reflexionando sobre la amenaza de la excomunión. En realidad es una amenaza psicológica fuerte, que atenta contra una necesidad básica como lo es la pertenencia. A mí me preocupa poco, pero mujeres de le edad de mi abuela ya están pensando volver al redil.

Está por concluir el tercer día y siento que son siglos. Nos llegan correos electrónicos de todo el mundo, en apoyo al movimiento, y tratamos de distribuirlos lo mejor que podemos hasta la última capilla de la última ranchería del país. Así mantenemos el ánimo de las que ya van teniendo miedo.

Curiosamente las comunidades indígenas son las más entusiastas de esta nueva manera de construir la iglesia, tal vez porque la evangelización les fue impuesta.

Por la noche llegarán algunos obispos amigos.

Edel sigue en la computadora y yo quisiera darme un baño.

 

Jueves

Algunos empresarios católicos han acordado no pagar el diezmo este año pues lo que hemos compartido con su delegación les ha parecido sensato. Hay otros que han pagado desplegados y anuncios para difamarnos, por ahí se ha ido el diezmo.

Lo cierto es que a los obispos y arzobispos ya les estamos “tocando la conciencia”. Y los laicos que están asesorándolos les dicen que es necesario mantener la mano firme.

Las mujeres se acercan a contar sus penas ocurridas en el servicio a la Iglesia. Algunas de las jóvenes mujeres que llegaron el lunes, para persuadirnos de desistir en esta aventura, son las que están documentando casos.

Por la tarde llegarán, en peregrinación, grupos parroquiales que piden que también las congregaciones religiosas femeninas dirijan parroquias. De los pueblos más remotos salieron desde el lunes para llegar a la catedral y a la basílica. Las comunidades más pobres son las que piden esta locura. Claro, hay pocos sacerdotes ya, pero la curia vaticana sigue con la terquedad de que los hombres sean los únicos ordenados y sean la piedra fundamental en la que está organizada todo el conjunto de la iglesia.

Cristina me ha dicho que lo que más le agrada de todo esto es la fiesta que se suscita cada noche. A cada parroquia o capilla llega gente a cantar, a bailar, se comparte la comida y la bebida. Vecinos que no se hablaban entre sí se han encontrado por primera vez.

Dios Madre, Ruah, Jesús, María, son personas que van adquiriendo otra consistencia, se van volviendo más cercanos para la gente que es parte del movimiento. A los individuos que pasan y se solidarizan con nosotras les da curiosidad saber en lo que creemos.

 

Viernes

El consejo de ancianas nos ha llamado a una junta urgente. Ellas se reunieron con políticos y algunos gobernadores esta semana, incluso con miembros del ejército.

De cada diócesis se tuvo que desplazar gente para venir aquí. Hoy habrá una gran asamblea.

El equipo de liturgia ha preparado esa asamblea como una gran eucaristía presidida por mujeres. Hemos acordado con los varones que esta es nuestra semana. Y para la siguiente es necesario hacer más visible la equidad, que es el objetivo que queremos.

Sacerdotes casados también se han unido, ellos también desean plantear sus sueños.

Isabel está preocupada. Me he acercado para platicar con ella y prefiere no hablar sino hasta la asamblea.

Los obispos amigos también están inquietos, sólo uno ha permanecido con nosotras desde hace varios días. Después de esto, tal vez lo “reduzcan” a algo peor que a laica.

 

Sábado

Fue una asamblea eucarística larga. Llena de flores y cantos. Se gritaron consignas de alegría y esperanza. El ambiente se sentía como si las comunidades eclesiales de base estuvieran revitalizándose. Aunque hubo siete obispos, por primera vez ellos no presidieron sino que fuimos nosotras las mujeres. Ejercimos el sacerdocio real y consagramos realmente de manera comunitaria: laicas, laicos, religiosas, religiosos, sacerdotes casados, sacerdotes y obispos.

La homilía fue iniciada por Isabel con palabras de esperanza. Después vino el reporte del consejo de ancianas sobre la amenaza que se cernía sobre el movimiento: no sólo seríamos excomulgadas, si no abandonamos los atrios de las iglesias y las capillas y dejamos la libre circulación de la gente, hoy sábado seríamos desalojadas por la policía y el ejército a garrotazos y balas.

Cierto que no en todos los estados sería igual, pero corríamos el riesgo que en la mayoría el movimiento sería tratado brutalmente.

Hubo consulta por pequeños grupos. Y se concluyó la homilía con las resoluciones de los mismos.

Este día ha habido una tensa calma. Las liderezas de algunos partidos políticos se han dedicado a circular por las parroquias para amedrentarnos.

Hoy es día de oración permanente y estamos en espera de la llegada del nuncio con información del vaticano. Él accedió a ser un interlocutor entre la jerarquía romana y esta feligresía rebelde.

El nuncio y los obispos quieren que todo esté restablecido el domingo, “Día del Señor”, como recordó el Papa, así que tienen la consigna de que todo esté purificado para la fiesta del diezmo.

En los periódicos sólo han aparecido notas pequeñas de esto que vivimos, sólo los periódicos más críticos anuncian la amenaza de desalojo por invasión de “edificios públicos”. Radio y televisión nada han reportado hoy.

Cristina me dice: - Tensa calma, el huracán se avecina.

 

Domingo

A todas las iglesias pudieron entrar los curas y obispos y arzobispos y arzobispo primado. Oficiaron la misa solemne del día del diezmo con sus sacristanes y acólitos. La feligresía estuvo completada por los políticos varones, miembros del ejército y alguno que otro borrachito despistado.

Nosotras y nosotros estamos aquí en los estadios, curándonos las heridas y esperando la cárcel a la que cada quien será asignada.

El ejército llegó anoche a los campamentos improvisados, lanzaron gas lacrimógeno a través de helicópteros. Luego la policía estatal nos rematada a garrotazos, para que no opusiéramos resistencia. Nos fueron lanzando como bultos a los camiones militares para depositarnos desmayadas y desmayados en los estadios deportivos.

Un tercio de la población del país está detenida.

A Cristina, a Augusto y a mí nos enviaron al mismo estadio, el de baseball; el resto de las compañeras del núcleo organizador están en otros lugares. No sabemos dónde quedaron ni Edel ni Isabel.

Estamos organizando junto con todas las personas de este estadio la celebración dominical. La juventud prepara cantos para animarnos. Es lo que hemos hecho esta semana en los atrios de cada capilla, de cada parroquia, de cada catedral, de cada basílica.

 

El día después

El Papa está consternado por lo que sucedió en nuestro país, ya que nuestro ejemplo se va multiplicando en otras naciones. Han decretado una semana sin mujeres en otras latitudes católicas. El Papa ha desechado su idea de la excomunión: “¿Cómo excomulgar a las tres cuartas partes de la feligresía de Cristo?”, se lamentaba.

“En realidad, los miembros de la jerarquía son los excomulgados”, comentó Cristina sobre el lamento papal, mientras vamos organizando los nuevos ministerios en nuestro cautiverio.

 

Silvia Canto

México

 


 



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