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EXTRA: Comentario al Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe

2007-07-11


 

1. El documento de la CDF no es del Papa Benedicto XVI, sino del Prefecto de dicha congregación, el cardenal William Levada. Ni es una «Declaración», sino sólo unas «Respuestas a las cuestiones relativas a algunos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia».

2. El texto no dice absolutamente nada nuevo. Apenas subraya lo que fue afirmado de forma detallada y explícita en la «Declaración Dominus Iesus» del antiguo Prefecto de la Congregación, el cardenal José Ratzinger, en el año 2000.

3. Fundamentalmente afirma que «la Iglesia Católica es la única Iglesia de Cristo» y «que hay una plena identificación de la Iglesia de Cristo con la Iglesia Católica».

4. La Iglesia Ortodoxa es la única que es llamada «Iglesia particular». Pero no por aceptar el primado del Papa, vive una comunión «en cierto modo deficiente».

5. Todas las demás «Iglesias» o «comunidades cristianas» «no pueden ser llamadas ‘Iglesias’ en sentido propio». Tienen «elementos eclesiales», o por estar en la sucesión apostólica, en la forma como Roma la entiende, o por no tener el sacerdocio válido que garantiza la consagración eucarística. 6. Cabe resaltar que en la «Notificación de la CDF» de 1985 que enjuiciaba mi libro «Iglesia: carisma y poder», referida en el n. 8 de estas «Respuestas», dice el cardenal Ratzinger que «fuera de la estructura visible [de la Iglesia] existen solamente «elementos de Iglesia». Ese «solamente» es introducido por el cardenal contra el texto del Concilio Vaticano II, que dice que «hay varios elementos». Este acto lesivo al texto oficial del Concilio, a mi juicio, ha llevado al cardenal Ratzinger en la «Declaración Dominus Iesus» y al cardenal Levada en estas «Respuestas» a entender de modo sustancialista y reduccionista el término, punto de la discordia, que es el «subsistit».

7. En la primera redacción del documento sobre la Iglesia, Lumen Gentium, se decía: «La Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo». Después, en las discusiones en la comisión teológica y en la nota declaratoria al n. 8 de la Lumen Gentium se sustituyó el «es» por «subsiste», «para que la expresión concuerde mejor con la afirmación acerca de los elementos eclesiales que se encuentran fuera». Aparte de eso da a entender que por tener la Iglesia «sombras y que por eso debe ser conducida a la luz plena», no puede ser identificada rotundamente con la Iglesia de Cristo sin mancha ni arruga. El sentido del n. 8 es, pues el de reafirmar que la Iglesia de Cristo adquiere forma concreta en la Iglesia Católica, pero que, por las razones aducidas arriba, no puede ser identificada in toto, pure et simpliciter, o sea, no puede ser un sinónimo total, puro y simple de la Iglesia de Cristo. Pero no es ésta la interpretación que la CDF sostiene.

8. La comprensión que aquí presentamos abre el espacio para que otras formas concretas de «Iglesia» también puedan ser llamadas con verdad Iglesias.

9. Así, la Iglesia Católica renuncia al monopolio de la herencia de Jesús y pode entrar en un diálogo abierto con todas las Iglesias, sobre el presupuesto de que todas se acojan mutuamente y establezcan lazos de comunión entre sí. Cuando los Papas en sus encuentros y discursos se refieren a estas comunidades como Iglesias, no se trata de una mera concesión a la cortesía del lenguaje, sino a un reconocimiento de su real eclesialidad.

10. Ésta está siendo la práctica concreta en el diálogo ecuménico actual. Las Iglesias se acogen mutuamente y juntas buscan convergencias en la doctrina, en la celebración y en el servicio al mundo, especialmente a los más pobres y en la conservación de todo lo creado.

11. La doctrina de la Iglesia debe partir de esta práctica ya consagrada, en la conciencia de que está siendo fiel a Jesús, a los Apóstoles y a los Evangelios. Así como tenemos cuatro evangelios diferentes, y no uno sólo, que se acogen unos a otros, así existen varias formas de Iglesia que análogamente se acogen recíprocamente en su diversidad. La comunión de todas las Iglesias entre sí constituye la Iglesia de Cristo en la tierra o la Iglesia de Dios.

12. Lamentamos que ese documento perjudique más que ayude en el diálogo ecuménico. En un momento en que el Planeta Tierra puede transformarse en un Titanic que se hunde, nos parece ridículo que se discutan cuestiones internas y en el fondo irrelevantes, cuanto todos deberíamos estar juntos para regenerar y salvar nuestra Casa Común.

13. El documento olvida decir a todos los fieles de cualquier denominación eclesiástica y a todos los hombres y mujeres, que lo decisivo no es la pertenencia a esta o a aquella Iglesia, ni si ésta se identifica con la Iglesia de Cristo o sólo posee elementos eclesiales... Lo realmente decisivo es el amor que hayamos tenido para con los condenados y ofendidos de la tierra a quienes Cristo llamó «mis hermanos y hermanas más pequeños» (Mt 25,40). Ellos serán nuestros jueces y decidirán nuestra salvación o perdición. La última frase del Derecho Canónico no dice otra cosa al recordar que «en la Iglesia la salvación de las almas debe ser siempre la ley suprema» (c. 1752). Esta salvación nos viene por el amor, mensaje central de Jesús y nombre propio de Dios.

14. El pretendido relativismo eclesiológico que se quiere combatir no puede ser sustituido por el absolutismo de la Iglesia Católica reafirmado enfáticamente por este documento.

Leonardo Boff, teólogo de la liberación.

 

 

Comentário ao Documento da Congregação para a Doutrina da Fé

1. O documento da Congregação para a Doutrina da Fé não é do Papa Bento XVI. Mas é do Prefeito daquela Congregação, o Cardeal William Levada. Não é nem uma “Declaração”, é apenas “Respostas a questões relativas a alguns aspectos da doutrina sobre a Igreja”.

2. O texto não diz absolutamente nada de novo. Apenas enfatiza o que foi afirmado de forma detalhada e explícita na “Declaração Dominus Jesus” do antigo Prefeito da referida Congregação o Cardeal Joseph Ratzinger no ano 2000.

3. Fundamentalmente afirma que “a Igreja Católica é a única Igreja de Cristo” e “que há a plena identidade da Igreja de Cristo com a Igreja católica”.

4. A Igreja Ortodoxa é a única a ser chamada de “Igreja particular”. Mas por não aceitar o primado do Papa, possui uma comunhão “de certo modo lacunosa”.

5. Todas as demais “Igrejas” ou “comunidades cristãs” “não podem ser chamadas "Igrejas" em sentido próprio”. Elas possuem “elementos eclesiais” ou por estarem na sucessão apostólica, na forma como Roma o entende, ou por não terem o sacerdócio válido que garante a consagração eucarística.

6. Cabe ressaltar que na “Notificação da Congregação para a Doutrina da Fé” de 1985 ajuizando meu livro ”Igreja: carisma e poder” referida no n.8 destas “Respostas” diz o Cardeal Ratzinger que “fora da estrutura visivel [da Igreja] existem somente “elementos de Igreja”. Esse somente é introduzido pelo Cardeal contra o texto do Concílio Vaticano II que diz que “há vários elementos”. Este ato lesivo ao texto oficial do Concílio, a meu juizo, levou o Cardeal Ratzinger na “Declaração Dominus Jesus” e o Cardeal Levada nestas “Respostas” a entenderem de modo substancialista e reducionista o termo, pomo de discórdia, que é o “subsiste”.

7. Na primeira redação do documento sobre a Igreja Lumen Gentium se dizia “A Igreja Católica é a Igreja de Cristo”. Depois, nas discussões na comissão teológica e na nota declaratória ao n. 8 da Lumen Gentium se substituiu o é por subsiste “para que a expressão concorde melhor com a afirmação acerca dos elementos eclesiais que se encontram alhures”. Além disso dá a entender que por ter a Igreja “sombras e que por isso deve ser conduzida à plena luz” não pode rotundamente ser identificada com a Igreja de Cristo esta sim sem ruga nem mácula. O sentido do n. 8 é, pois, reafirmar que a Igreja de Cristo ganha forma concreta na Igreja Católica mas pelas razões aduzidas acima, não pode ser identificada in toto, pure et simpliciter, quer dizer, não pode ser sinônimo total, puro e simples da Igreja de Cristo. Mas não é este o entendimento que a Congregação da Doutrina da Fé sustenta.

8. A compreensão exposta acima, abre espaço para que outras formas concretas de “Igreja” também possam ser chamadas verdadeiramente de Igrejas.

9. Assim a Igreja Católica renuncia ao monopólio da herança de Jesus e pode entrar num diálogo aberto com todas as Igrejas no pressuposto de que todas se acolham mutuamente e estabeleçam laços de comunhão entre si. Quando os Papas em seus encontros e discursos se referem a estas comunidades como Igrejas não se trata de uma mera concessão à gentileza da linguagem mas o reconhecimento de sua real eclesialidade.

10. Esta está sendo a prática concreta no diálogo ecumênico atual. As Igrejas se acolhem mutuamente e juntas buscam convergências na doutrina, na celebração e no serviço ao mundo especialmente aos mais pobres e na preservação de todo o criado.

11. A Doutrina da Igreja deve partir desta prática já consagrada, na consciência de que ela está sendo fiel a Jesus, aos Apóstolos e aos Evangelhos. Assim como temos quatro evangelhos diferentes, e não um único, que se acolhem uns aos outros, assim existem várias formas de Igreja que analogamente se acolhem reciprocamente em sua diversidade. A comunhão de todas as Igrejas entre si constitui a Igreja de Cristo na terra ou a Igreja de Deus.

12. Lamentamos que este documento antes prejudica que ajuda no diálogo ecumênico. Num momento em que o Planeta Terra pode se transformar num Titanic afundando parece-nos irrisório que se discutam questões internas e no fundo irrelevantes, quando todos deveríamos estar juntos para regenerar e salvar a nossa Casa Comum.

13. O documento esquece de dizer a todos os fiéis de qualquer denominação eclesiástica e a todos os homens e mulheres que decisivo não é a pertença a esta ou àquela Igreja, se ela se identifica com a Igreja de Cristo ou apenas possui elementos eclesiais. O decisivo mesmo é o amor que tivermos tido para com os condenados e ofendidos da terra a quem Cristo chamou de meus “irmãos e irmãs menores” (Mt 25,40). Eles serão nossos juizes e decidirão de nossa salvação ou perdição. A última frase do Direito Canônico não diz outra coisa ao recordar que “a salvação das almas na Igreja deve ser sempre a lei suprema” (c. 1752). Esta salvação nos vem pelo amor, mensagem central de Jesus e o nome próprio de Deus.

14. O pretenso relativismo eclesiológico que se quer combater não pode ser substituido pelo absolutismo da Igreja Católica reafirmado enfaticamente por este documento.

Leonardo Boff,

teólogo da libertação

 

Leonardo Boff




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