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Corrupción y poder

2005-06-17


  «El poder tiene tendencia a corromperse y el poder absoluto a corromperse absolutamente». Esta es la famosa frase de Lord John Emerich Edward Dalberg-Acton (1843-1902), citada siempre en contextos de corrupción. De familia aristocrática anglo-ítalo-alemana, fue profesor de historia en Cambridge. Católico y adepto del liberalismo, se oponía duramente al reaccionarismo del Papa Pío IX. El 5 de abril de 1887 escribió una carta a su colega Mandell Creighton, que había publicado cinco tomos sobre la historia de los papas del tiempo de la Reforma protestante. En esta obra mostraba cómo ellos, contrariamente a los principios cristianos, abusaban de su posición de poder y justificaban sus acciones inmorales apelando a su función religiosa, pues, en palabras de Dalberg-Acton «la función santifica a su portador». Este hecho lo llevó a afirmar que el poder absoluto corrompe absolutamente.

No sé si por pesimismo o por realismo también afirmaba: «Mi dogma es la general maldad de los hombres de autoridad».

Como católico, el Lord veía en la corrupción la presencia del «pecado original». Esta expresión, no la realidad, fue creada por San Agustín en 416. Con ella quería expresar la visión bíblica según la cual «la tendencia del corazón es mala desde la infancia» (Gén 8,21). Por esta razón, en lugar de pecado original, la tradición cristiana usaba la expresión corrupción en su sentido etimológico: tener un corazón (cor) roto (ruptus), o simplemente ser «homo corruptus». No otra cosa pensaba Kant cuando decía metafóricamente: «somos un leño torcido del que no se pueden sacar tablas rectas». En otras palabras, en el ser humano hay una corrupción básica que se manifiesta en sumo grado en los portadores de poder. ¿Por qué precisamente en ellos? Nadie mejor que Thomas Hobbes para respondernos en su «Leviatán» (1651): «destaco, como tendencia general de todos los seres humanos, un perpetuo e inquieto deseo de poder y más poder, que sólo termina con la muerte. La razón de esto reside en el hecho de que sólo es posible mantener el poder buscando todavía más poder».

Existe, por lo tanto, una relación estrecha entre poder y corrupción. Corrupción es el uso del poder en beneficio propio. El beneficio puede ser dinero, influencia, proyección, tratamiento especial. Es fundamental el secreto en las transacciones, porque son inmorales o ilegales. Pasiva o activamente, se echa mano de regalos, presiones, fraudes, sobornos y nepotismo. Corrupto es quien soborna o acepta ser sobornado, para garantizar beneficios para sí, para un partido o para el gobierno. El punto clave es el abuso de la posición de poder.

¿Cómo superar la corrupción? Para empezar, confiar-desconfiando siempre del ser humano, porque nunca es inmune al abuso del poder. Nada de dar cheques en blanco. Después, evitar la concentración de poder. La división de poderes fue pensada para evitar la posible corrupción. Luego, control por parte de la sociedad, utilizando principalmente los medios de comunicación. Exigir siempre transparencia en todos los procedimientos. Por último, castigar a los políticos corruptos con fuertes penas por haber cometido un delito especialmente grave: hacer daño a la colectividad.

 

Leonardo Boff




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