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Violencia sin fin

2005-02-11


  Seguramente, la violencia en Brasil responde a muchas causas ya analizadas minuciosamente por muchos. En realidad no deberíamos decir siquiera que aquí se dan actos violentos: la violencia es estructural, configura la sociedad. Hemos sido construidos sobre un fundamento de violencia, que fue el proceso de colonización. Los cimientos fueron hechos a base de violencia: las vidas dos esclavos, transformadas em carbón para el proceso productivo, como acostumbraba a decir el indignado Darcy Ribeiro. Y violenta es la forma como el pueblo es tratado generalmente, siempre considerado como un cualquiera, un don nadie, hacia quien la primera palabra es siempre el grito o la porra.

Pero hay una violencia que nace del corazón: la rebeldía frente a la contradicción existente entre las grandes mayorías que viven en una miseria desoladora, y las minorías que disfrutan de una opulencia indecente. Quien circula por las inmensas periferias y favelas de nuestras ciudades y llega luego al centro o a los barrios llamados residenciales, constata esta situación dilacerante, anterior a cualquier juicio ético o político.

El primer pensamiento que nos asalta es: ¿cómo pueden vivir estas poblaciones toda una vida en condiciones tan infra-humanas? ¿Merecen esto? ¿Cómo pueden ir por ahí los niños semidesnudos, barrigudos, o los muchachos de 15-17 años empinando sus pipas al cielo, o los hombres de media edad sentados en la calle sin hacer absolutamente nada porque están desempleados hace mucho tiempo? Lo que más duele es ver niñas de 12 y 13 años abordando a los que pasan: \"Oye, tú, ¿hacemos el amor? Es sólo un real… Yo sé hacer todo lo que le gusta a un hombre\".

Por otro lado, ¿cómo pueden vivir las personas de buena vida, bien alimentados, en buenas casas, bien estudiados y bien provistos de cuentas en los bancos? ¿Cómo pueden vivir humana y éticamente en medio de tanta contradicción?

En este momento intuimos, entre rabia y desaliento, que la desigualdad es peor que la pobreza. Es simplemente inaceptable, por demasiado irracional. Si estas clases favorecidas y el Estado detrás del cual se esconden, en vez de gastar millones cada año en seguridad policial, en muros, circuitos internos de tv, vigilantes privados, vehículos blindados... los gastasem en proyectos de educación, profesionalización, creación de centros comunitarios, cooperativas de construcción de viviendas, lugares de ocio y arte... tendríamos resuelto en gran parte el problema social. Y todos gozaríamos de paz, podríamos andar de noche por ahí, sin miedo de ser asaltados o hasta muertos.

Pensemos em términos mundiales. Si las potencias militaristas, con EEUU a la cabeza, dejasen de gastar anualmente miles y miles de millones de dólares en la fabricación de armas de muerte y decidiesen tener un poco de corazón y ser un poco más racionales, e invirtiesen a favor de los seres humanos, podrían garantizar alimentación, salud, vivienda y ocupación a cada habitante de este planeta. Habríamos creado las condiciones necesarias para una paz duradera entre todos los pueblos.

Ocurre que más y más personas de las favelas despiertan y pasan a no aceptar ya esa contradicción. Pasan a la violencia como forma de venganza y de solución individual para el problema social. Si los gobiernos sólo estabilizan la macroeconomía neoliberal y no hacen hacer transformacioes sociales para disminuir las desigualdades, habrá más violencia todavía. En vez de democracia sin fin tendremos violencia sin fin, que nos llevará a la barbarie y que no perdonará nuestros hijos y nietos.

 

Leonardo Boff




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