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Un par de milenios

Hechos 18, 1-2

Gisela PÉREZ MUÑIZ


 

 

“Después de esto, Pablo se marchó de Atenas y se fue a Corinto. Allí se encontró con un judío llamado Aquila, originario del Ponto, Recién llegado de Italia con su esposa, Priscila, debido a que el Emperador Claudio publicó un decreto por el cual expulsaba de Roma a todos los judíos.” Hch 18,1-2 (V. Lat.)

 

La tripulación anunció que habíamos iniciado el descenso al aeropuerto Fumiccino de Roma. ¡Las emociones comenzaron a amontonarse! Al fin podríamos conocer la famosa ciudad con sus sitios cargados de historia. Y entonces, se pudo ver ya la cosa de Italia desde la ventanilla. Pensábamos que se verían resplandecientes las célebres playas italianas, sin embargo, era una sencilla costa casi recta de norte a sur—ninguna gran ciudad a la vista.

Pensé, ¿a qué distancia tierra adentro estará Roma? Y de pronto, me asaltó la idea: éramos una pareja llegada para una conferencia internacional por la paz, y ¿qué de aquella pareja que tuvo que salir de la ciudad bajo la ira de César Claudio?

Aún no podíamos distinguir detalles de edificios o carreteras, pero mi mente comenzó una carrera de preguntas: ¿cómo salieron Priscila y Aquila de Roma? ¿Vinieron hasta esta costa y navegaron desde aquí hasta Corinto? ¿O fueron por tierra usando la famosa via Ignatia para atravesar el Ilírico?

Elmer y yo estábamos confiados al presentar nuestra visa italiana al oficial de inmigración dentro de pocos minutos, pero, ¿qué de aquellos dos judíos que por no ser ciudadanos romanos tuvieron que huir acusados de sedición? Nuestras cosas estaban seguras en el compartimiento de equipaje del avión y podríamos campear el invierno de Roma, pero, ¿cuántas de sus pertenencias pudieron llevar consigo aquella pareja de refugiados? Apenas saliéramos de la aduana se nos aseguró que amigos de la UCEBI estarían esperándonos con el logotipo de la conferencia para identificarlos. ¿Quiénes recibieron a Priscila y Aquila cuando llegaron a Grecia? La lucha de los desplazados es tan desoladora hoy como lo fue en el siglo primero.

En un instante un par de milenios se comprimieron en pocos segundos y Priscila y Aquila parecían tan cercanos a nosotros. Una pareja de cubanos llegando a Roma para conocer a cientos de cristianos de todo el mundo…una pareja de judíos saliendo de Roma para ser recibidos por hermanos y hermanas cristianas de Corinto y Efeso, y ambas parejas siguiendo al mismo Señor. Si, pero él no es “Chrestus” el rebelde agitador, sino Christus, el que hace la paz. [1]

¡Otro asombroso eslabón entre milenios del tiempo! Priscila y Aquila eran misioneros fabricantes de tiendas de campaña. Pronto se establecieron con su oficio en Corinto. Ellos tejían fibras de camello en una lona impermeable, pero asimismo tejían el Evangelio en las vidas de sus vecinos, por ejemplo, Apolos. (Hechos 18:26)

En el servicio final en Mondo Migliore, cada uno tomó un trozo de hilo de lana y lo anudó al de aquellos que estaban a su lado hasta que todos formamos una malla gigante. ¡Ahora los delegados a la conferencia continuaremos siendo una red de misioneros pacificadores alrededor del mundo!

 

Gisela Pérez Muñiz

Santiago de Cuba

 

 


 



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