Servicios Koinonía    Koinonia    Vd esta aquí: Koinonía> Páginas neobíblicas > 077
 

 

LOS JÓVENES DE MI PAÍS

María de Jesús SÁNCHEZ LÓPEZ


 

 

En aquellos tiempos era el tercer año del reinado de Joaquím, rey de Judá, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, sometió al pueblo de Judá. Ahora, en este país sometido a nuevas formas de esclavitud, que rompen el orden natural de la creación, se da la destrucción de la naturaleza, incluyendo al ser humano. En este fenómeno de degradación social, las personas no respetan la vida, ni la finalidad de cada cosa según el orden puesto por el Creador del universo.

Nabucodonosor ordeno trasladar los vasos del templo de Dios a su casa y los puso en el tesoro de sus dioses. De igual manera en mi país, se desconoce al Creador del universo y se coloca como dios al capital, no importa que sea extranjero, bajo la política de globalización.

Allá el rey dijo que escogieran a los jóvenes de hermosa presencia, de buen juicio, bien instruidos y bien educados. Aquí, los jóvenes, también son elegidos para el servicio del sistema social, capitalista neoliberal. Al elegirlos deben aprender la lengua y la escritura del dominador, para que todo el poder de su mente pueda estar completamente al servicio del capital.

El rey o la autoridad del presente, dispone que a los jóvenes se les debe dar de comer de lo mismo que se produce en este sistema: toda la alimentación y bebida chatarra, que producen las trasnacionales, como la Coca Cola, las hamburguesas de Mac Donald o de Burger Boy, etc.. Su alimentación cambia de acuerdo a la polìtica impuesta, dejando atrás la alimentación que por tradición cultural hemos tenido como el maíz, los frijoles, hasta el amaranto que es muy nutritivo y lo teníamos como alimento sagrado, que le llamamos alegría.

Bajo las reglas del dominador, lo más importante es que dejemos de ser nosotros, que perdamos nuestra propia identidad. Somos mayas, purépechas, Ñañu, orgullosamente zapotecos, mixtecos, náhuatl, mexicanos y hasta el nombre nos han cambiado. Hace mas de quinientos años, Colón no supo ni a donde llegó y recibimos el nombre de indios y no somos de la india. O el nombre de indígenas, será por indigentes, eso sí, pues aunque vivimos en un país muy rico, seguimos siendo invadidos, porque ahora estamos por sistema en la globalidad. Además de quitarnos nuestro nombre propio como cultura, nos quitan la oportunidad de ganarnos la vida por el trabajo que como pueblo hemos sabido hacer desde hace siglos. Antes en cada pueblo se tenía un oficio principal que le dio prestigio internacional a nuestro país, por el trabajo en lana, en barro, en madera, o la fama que obtuvimos por el maque, o los tejidos de hilo muy delgado que le llamamos patakua, prendas bellísimas que parecen una filigrana. Los mercados han cambiado, ahora podrán encontrar toda la chatarra que nos viene desde China o de Taiwán.

Con el deseo de mejorar, nos vamos del campo a la ciudad, o hasta el país vecino; aún corriendo el riesgo de perder la vida, como lo podrán ver todos los días en las noticias. En Estados Unidos hay más Michoacanos que en Michoacán y lo mismo podemos decir de Zacatecas, de Oaxaca, de Veracruz, etc.

Allá en Judá, o aquí en mi país, se da el fenómeno de la discriminación, por la soberbia de los poderosos. La desigualdad social es fruto de la avaricia. El desempleo mantiene al pueblo en la miseria, en una sumisión degradante a lo que es injusto, pues con mucho gusto acude a la beneficencia, mientras que otros se apoderan de los bienes de la tierra que han sido creados en abundancia, para todos los hombres y no solo para unos cuantos. La emigración destruye a las familias; mientras que las políticas sociales se expresan y se proyectan como el fraude, la mentira y la corrupción.

Al observar los acontecimientos actuales, como son los fenómenos en la naturaleza en este planeta, ser que tiene vida y de todos los que habitamos en ella, es de un tremendo caos, como el sobrecalentamiento de la tierra, la contaminación, la destrucción de los recursos naturales. Esto lo podemos observar fácilmente sin mucho análisis que hagamos para poder tomar en cuenta la gravedad de este asunto. Hay un desequilibrio producto de la inconsciencia del ser humano, al salirnos del orden natural, que el Creador del universo ha puesto en cada ser.

Al igual que el deterioro que hemos hecho de nuestra única casa que es la tierra, así podremos cuestionar los fenómenos sociales donde tienen su expresión las leyes que dan nuevas formas de esclavitud que nos atan, como al pueblo de Judá bajo el dominio de Babilonia. ¿A que nos referimos cuando hablamos de libertad?, porque cuando se contradicen los designios de quienes se apropiaron el derecho de decidir sobre los demás, inmediatamente son reprimidos.

Basta como ejemplo el analizar los valores que toman como criterios para cada acción, tanto en el aspecto civil como religioso. Parece que es suficiente con asistir a un oficio religioso un domingo para dejar la conciencia tranquila toda la semana.

¿De que libertad estamos hablando? Será que nuestra mente esta realmente libre para poder alabar al Creador? ¿Será que en nuestro ser interno estamos concientes para ser felices, resultado de un estado de armonía por el respeto a sí mismo y a los demás como premisa real de nuestra existencia?

En la naturaleza y en los fenómenos sociales, se puede analizar algunos detalles simplemente podremos descubrir todo lo que supone la identidad como un valor y que encierra el conocimiento y la aceptación de si mismo y su proyección social, cuando la personas no aceptan su color, su tamaño, su sexo, se presenta como un fenómeno social, propagado y promovido por todos los medios de comunicación social.

La enajenación es deterioro personal y colectivo. En los tiempos de campaña podremos analizar a cada candidato y conocer cual es la definición que da de si mismo para llegar a ser autoridad del pueblo. Este mismo hecho, en la riqueza cultural de México, encontramos que el ser autoridad en el pueblo, era un puesto que nuestros abuelos se habían ganado antes en el transcurso de la vida. Porque eran amados y respetados por su sabiduría, por sus cualidades de servicio a sus semejantes, el cargo se ganaba por la demostración que había hecho en servicio a lo largo de su vida, esta era la mejor campaña política. Alcanzar un puesto no era ocasión para vanagloriarse, ni creerse todopoderoso, era para preservar el equilibrio y sostener con sólido fundamento los valores que le daban una visión del ser en la vida. En cambio ¿que sucede ahora? Vemos a nuestros gobernantes en carros blindados, en medio de cuerpos de seguridad y tan lejos de la realidad social a la que gobiernan, además convencidos de que son la octava maravilla porque se ven rodeados de personas que los halagan y les dicen lo maravilloso que son y ellos se la creen. Si son servidores del pueblo, ¿por qué le temen al pueblo?

La enajenación, se apodera de nosotros, no tenemos rumbo fijo, se pierde el sentido de la vida, preferimos la televisión que gozar de un hermoso atardecer, preferimos trabajar sin descanso para tener el bolsillo lleno y el corazón vacío, Así pues, bajo estas condiciones podremos observar los criterios que se tienen para elegir a nuestros gobernantes. No nos damos cuenta que es un asunto serio, como nación.

Ayer los jóvenes de Judá, ahora en este sistema capitalista neoliberal, bajo el enfoque de globalidad, somos conscientes de la contaminación, ese otro demonio de la modernidad. Nos referimos a la contaminación del medio ambiente y a la contaminación de la mente; De nosotros depende poner en nuestra mente esa actitud positiva valorando la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios, como lo hicieron Daniel, Ananías, Misael y Azarías que encontraron estrategias para no dejarse dominar por los invasores

El joven Daniel ayer, nuestros jóvenes ahora, son la esperanza para poder interpretar esos sueños al pensar cual es el fin de nuestra existencia humana. Ese momento que nos llena de esperanza para dar cuentas al Creador de esa maravillosa oportunidad que nos ha dado y que le llamamos vida. Ser consciente de la dignidad de su cuerpo, de su mente, de su estado emocional para volver al orden natural, que el Creador del universo ha puesto en cada ser.

Las semillas, con todo el poder germinativo que el Creador ha puesto en ellas, volarán por otros lares, como las semillas que han sido transportadas por los vientos de nuestro país a nuestra Patria Grande. Para ser libres, tomaremos en cuenta la fe y las tradiciones profundas del pueblo, la sabiduría, el ingenio, y el valor popular como muestra de su poder transformador. Como seres trascendentes dejaremos atrás las ataduras, buscaremos con toda la fuerza, el camino de lo eterno, hasta que brille el sol de la verdad y la justicia para todo el pueblo.

 

María de Jesús Sánchez López de Veracruz

Veracruz - MÉXICO

 


 



  Portal Koinonia | Bíblico | Páginas Neobíblicas | El Evangelio de cada día | Calendario litúrgico | Pag. de Cerezo
RELaT | LOGOS | Biblioteca | Información | Martirologio Latinoamericano | Página de Mons. Romero | Posters | Galería
Página de Casaldáliga | La columna de Boff | Agenda Latinoamericana | Cuentos cortos latinoamericanos