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COMO CORDEROS EN MEDIO DE LOBOS

Lucas 10, 3

Manolo PLIEGO


 

  Era una tarde de invierno y el sol con sus últimos rayos ya se estaba yendo. Yo me encontraba sentado en mi cama tejida de tientos y cubierta de cueros de cordero y no paraba de repetirme en la cabeza aquella frase: ¡Ellos son cada vez más ricos y nosotros cada vez más pobres!. Entonces, llegó Juan y me dijo: Desde que llegaron con sus máquinas y construyeron sus fábricas, lo hemos perdido todo. Nuestros ríos se han contaminado, nuestros bosques talados, el aire ya no se puede respirar y nuestros hijos se mueren de desnutrición, se han adueñado de todos nuestros recursos y nuestra comunidad no tiene lo necesario para sobrevivir…

Entonces preocupado por todo esto me quede recostado sobre mi cama y cuando estaba profundamente dormido tuve una visión a modo de sueño.

Todo comenzó de esta manera:

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“Los cueros de cordero donde yo estaba acostado sobre mi cama se transformaron en lobos y yo me decía: ¡Dios mío, estábamos viviendo como corderos en medio de lobos¡ y nosotros no lo sabíamos

Entonces vi millones de niños hambrientos que gritaban: ¡Tenemos hambre!. Sus madres los tenían sentaditos sobre sus rodillas, de repente apareció delante de ellos kilómetros y kilómetros de estanterías de supermercados llenas de alimentos. Los niños alargaban sus manos queriendo agarrar la comida pero en el suelo se abrió una grieta que los separaba de aquellos alimentos y cuanto más alargaban sus manos, la grieta más grande se hacía y cansados de hacer el esfuerzo se replegaron sobre los pechos de sus madres para tomar la leche que ya no les quedaba porque sus pechos estaban secos. Entonces sus madres empezaron a llorar porque no tenían para darles de comer y las lagrimas que corrían por sus mejillas caían y se mezclaban con las lagrimas de sus hijos y fueron tantas sus lágrimas que se formó un río inmenso que cuado llegó a la grieta esta se lo tragó y parecía que no se podía llenar, hasta que le ganó y rebalsó inundando toda la Tierra. Por todo aquel mar de lágrimas flotaban todas las cositas como plásticos, maderas, cartones, latas y basura. Entonces escuche el grito de la Madre Tierra que decía: ¡Vuelva todo a su lugar! y los plásticos se los trago la tierra, las maderas se transformaron en árboles frondosos, los campos se llenaron de flores y frutos de toditas las variedades y cuando todo estaba de vuelta en armonía, la Pacha Mama respiro y dijo suavemente como una brisa suave, ahora; Hijos e Hijas de la Tierra; comiencen de nuevo. Y ahí no más, vi una mesa redonda y a toda la humanidad sentados frente a frente mirándonos a los ojos y nos hacíamos esta respuesta: COMENZEMOS DE NUEVO.”

 

De repente me desperté de mi sueño, el sol estaba de vuelta, me asome por la ventana de mi rancho, todavía pensando en mi sueño y creyendo que todo había cambiado y la sorpresa fue al ver que todo seguía igual.

 

Manolo Pliego

Prelatura de Humahuaca-ARGENTINA

 


 



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