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AGUA TURBIA

Basada en Ezequiel 34, 17-31

Alirio CÁCERES AGUIRRE


 

Al filo del amanecer, desde el anonimato y cuando trasegaba con el morral cargado de deudas y tristezas, el viento del nordeste anunció los clamores del Señor de la Vida. Su eco retumbó primero en unos pocos corazones ansiosos de venganza y luego recubrió de eterna primavera el ánimus de un pueblo sometido a la dictadura de un capital perverso y excluyente:

A los corazones los desarmó de balas y los cargó de ingenio y de coraje para anticipar futuros y corregir los cauces. La primavera alegre tejió de semillas y promesas el campo santo de un continente condenado a sobrevivir crucificado entre sangre, hambrunas e injusticias calculadas.

Y El se dirigió a mí y a ti y a él y a ella... y en cada página del libro de la historia, subrayó con la furia y la claridad de un rayo sus designios de amor encarnado, sufriente y sublime, conflictivo y utópico, pero al final y al cabo, amor hecho milagro:

"Ay de los poderosos de esta tierra que se jactan de poseer la clave para abrir las bóvedas de la felicidad y hacer sus transacciones a sus anchas. Ustedes han errado en su camino pues se les concedió poder y lo han despilfarrado construyendo torres de babel sobre sus hombros. Cual titiriteros mueven los hilos de sus organismos internacionales para divertir al comité de aplausos del Grupo de los Ocho. Su show es anacrónico. Su arte es despreciable. Han dejado por puertas a millones de seres que anhelan lo que es justo. Me han dejado por puertas a mi que estoy omnipresente entre los pobres"

Escuchen bien mis reclamos: "Yo soy el Dios de la Vida y por eso reprocho su sistema de muerte prematura. Tanto conocimiento tecnológico no me sirve si con ello no son más los que puedan vivir en abundancia. Tanto dinero narcisista no me sirve si no retorna con creces a cubrir necesidades reales y sentidas.

¿No les basta con depredar ecosistemas y vituperar la Madre Tierra? Juro por mi nombre que repararán los daños a los millones de hombres y mujeres vulnerados en cada juego de dados en el monopolio del poder, el prestigio y de los bienes.

¿No les basta con corromper el espíritu de las cosas con fechas de vencimiento para hacerlas desechables y precios de inventario para convertirlas en cifras desprovistas de cariño? A cambio de leche y miel, ofrecen clones y transgénicos. A cambio de afectos y abrazos, ofrecen fines sin escrúpulos y medios sin sentido. La naturaleza se encargará de desmentirlos y obligarlos a ceder su paradigma maquiavélico a un proyecto de humanidad renovada, creación reconciliada, vida que se goza en la vida, vida que se engendra aún desde la muerte plena.

Por eso señalo a los países poderosos y a todo aquel que ose desafiar mi mandato solidario. Detesto la corrupción y la anarquía, los caminos violentos, la imposición y el fraude, la falta de ternura y la apatía.

¿Es que acaso no ven, no sienten, no comprenden todo ese padecimiento de las mayorías? Ustedes se han bebido todo el zumo de la Tierra y han dejado el bagazo para rifarlo en las barriadas; han ensuciado el aire con sus pretensiones de progreso y envenado el alma con su afán mercantilista. Tienen más, más les exijo. No descansaré hasta restaurar el paisaje no sólo con la flora y con la fauna, sino con la dignidad de lo genuinamente humano reflejado en el convivir solidario y en los horizontes pintados de sueños colectivos, vestidos de Evangelio".

Y así, el viento se meció libre y fecundo. Y repercutió en Porto Alegre. Y conmovió mis entrañas. Y sigue danzando en cada grupo que apuesta a construir nuevos proyectos.

En el anonimato, en las fronteras, justo en los linderos donde se extingue lo imposible, el Señor de la Vida continua profetizando un nuevo día: "Y les bendeciré sin residuos nucleares, ni protocolos de Kyoto ni convenciones inocuas. El comercio justo, el aire compartido, la tierra con su dote, la libertad del agua, serán sacramentos vivos de una nueva alianza, Y yo celebraré con mi arco iris que todo el continente, la solidaridad y la armonía encarnarán mi Palabra, y hasta los árboles danzarán con júbilo, Yo el Señor lo afirmo y lo confirmo".

Y así, al filo del amanecer, desde el anonimato y trasegando con el morral cargado de deudas y esperanzas, el viento del nordeste anunció que Pascua habrá siempre y cuando, en un momento y en un lugar referenciados, algunos nos atrevamos a soñar que es posible compartir el mundo, depurando de maldades, contaminaciones y egoísmos, no sólo la casa que habitamos sino el espíritu que habita en nuestra casa.

 
Ing. Alirio CACERES AGUIRRE
Equipo "CREACIÓN" (Biblia y ecología)
Cra 17 A No 37-41 Bogotá Colombia
Tel 3478223 – 033 3556113
ali@col.net.co
creación@verdeamerica.zzn.com

 


 



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