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Sangre y agua

Camilo Andrés PÉREZ DELGADO


 

 

Al Hno. Camilo Alarcón, fsc.

Dicen que la sangre es más espesa que el agua, aunque, en esta ocasión la ley de los fluidos fue violada.

El problema comenzó en la tarde mientras leía un grueso tomo de Nietzsche, Sartre o algún europeo de formas raras tan lejano de nuestros simples apellidos. Al voltear la página se percató de una gota de sangre huida de su nariz, luego vino otra, un chorro; corrió al baño y, entre taza y papel higiénico, se desplomo inconsciente.

Mamá lo encontró por la noche después del trabajo; aun tenía vida, recostándolo en el sofá grande de la sala intento con todos los remedios aprendidos de la abuela, ungüento con sábila en la frente, alcanfor entre las narices, una palmada en la cintura, nada le detenía la hemorragia; desesperada llamó a papá, con él llegaron las vecinas cercanas a la finca, ellas probaron a su vez cantidad de brebajes, rezos, súplicas. “Mijo, ¿Por qué no lo llevamos al hospital?” mamá se había olvidado del paro armado, el pueblo estaba rodeado de guerrilla. En ese punto papá no aguantó más y gruño contra este maldito pueblo perdido del mundo, deseó haber vendido cuando le ofrecieron esos tres milloncitos los de la petrolera, “es que hoy en día el que se queda en el campo es un pendejo o un dejado” dicho esto se encerró en el cuarto hasta el otro día.

Hacía las nueve fue el turno de las vecinas más lejanas, vinieron camándula en mano, a rezar junto al moribundo que estaba ya pálido; de nada sirvió, expiró unas horas más tarde, se fue dejándole su último beso a mamá, las viejitas pasaron llorando a dejarle un recuerdo en la frente, con lágrimas en los ojos, y sin ya otro remedio, alrededor de muerto entonaron su cortejo “Oh Sangre y Agua que brotaron del Corazón de Jesús, como manantial de Misericordia para nosotros…” pasada la medianoche dejaron la casa, se apagaron las luces.

El último rumor lo escuché en la plaza:

- Se murió

- ¿Quién?

- El hijo de América.

- Si quiera, estará con Dios.

Prefiero pensar que está con Dios, su muerte no sería de todo en vano, total la familia dejó el campo, se fue a la ciudad por evitar otra muerte.

 

Camilo Andrés Pérez Delgado

Colombia

 


 



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