Servicios Koinonía    Koinonia    Vd esta aquí: Koinonía> Boff > 231
 

 

EXTRA: Subsidio para el debate sobre el «subsiste» en la doctrina de la Iglesia

2007-07-12


 

La Constitución sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, dice que «la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica, aunque fuera de su estructura visible se encuentren varios elementos de santificación y de verdad» (n. 7). En los documentos anteriores, preparatorios, se hacía una identificación, al decir que «la Iglesia de Cristo es la Iglesia católica». Con las discusiones entre los Padres conciliares, y por razones teológicas y ecuménicas, se cambió el «es» por el «subsiste». Si hubo cambio, es señal de que los Padres conciliares quisieron evitar una identificación pura y simple entre Iglesia de Cristo e Iglesia católica.

1. La controversia acerca del «subsiste»

La mayoría de los intérpretes y yo personalmente en el libro «Iglesia: carisma y poder» (1981) hemos entendido el «subsiste» como «adquiere forma concreta, se concretiza, aparece». El cardenal J. Ratzinger condenó en 1985 esta interpretación mía (imponiéndome además un año de «silencio obsequioso»), afirmando que «el Concilio había escogido la palabra «subsiste» exactamente para aclarar que hay una única «subsistencia» de la verdadera Iglesia, mientras que fuera de su estructura visible existen solamente elementos de Iglesia («elementa Ecclesiae»: AAS 77, 1985, 756-762). Y afirma también que L. Boff comete una «subversión del significado del texto conciliar... base del relativismo eclesiológico» (op. cit.). La misma condenación es reafirmada en la Declaración Dominus Iesus (n. 16 y nota 56 del 6/8/2000, donde se cita explícitamente mi nombre).

Lo repite con más detalles en la conferencia que pronunció sobre la naturaleza de la Iglesia a propósito del Congreso Internacional sobre la actuación del Vaticano II (Roma 25-27/2/2000, en Il Regno, 7/2000, 231-238). En dicha conferencia explica que «subsiste» deriva de la antigua filosofía... y corresponde a la palabra griega hypostasis (op. cit. 237b).

Ahora el tema vuelve a la escena con el documento de la CDF firmado por su Presidente el cardenal William Levada «Respuestas a cuestiones relativas a algunos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia» fechado el 29 de junio de 2007. Se vuelve a condenar la interpretación que había dado, en la nota 8 del referido documento, citando nuevamente la Declaración Dominus Iesus.

Corresponde a los teólogos profundizar las cuestiones, y hasta poner en claro, a nivel histórico, el sentido que le fue dado en el documento sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II Lumen Gentium la palabra «subsiste».

2. El sentido de «subsiste» no es sinónimo de «es»

Preguntamos: ¿cuál fue realmente la intención del concilio y de los Padres conciliares? A la luz de esta intención, ¿qué significa realmente la expresión «subsiste» que sustituye al «es»?

La Comisión teológica del concilio dio las razones de este cambio: «para que la expresión concuerde mejor con la afirmación sobre los elementos eclesiales que se encuentran fuera» (Acta Synodalia III/1,177). Esta comisión, por su parte, nunca explicó oficial y explícitamente el sentido de la expresión «subsiste». Dio sin embargo dos indicaciones que sugieren el sentido exacto de «subsiste». Al explicar el sentido en el número 8 de la Lumen Gentium (donde está el «subsiste») afirma que «la Iglesia de Cristo puede ser encontrada concretamente (concrete inveniri) en esta tierra en la Iglesia católica». Y enseguida, poco más adelante, dice que ella «está presente» (adest) en la Iglesia católica (Acta Synodalia III/1,176). Como se ve, «encontrar concretamente» y «estar presente» son sinónimos del «subsiste». El sentido, entonces, es: la Iglesia de Cristo «subsiste en la Iglesia católica», que equivale a decir: adquiere forma concreta y se concretiza en la Iglesia católica. Pero no se agota en esa concretización porque hay «elementos de Iglesia» en otras Iglesias y Comunidades cristianas, y porque tiene limitaciones históricas, especialmente a causa de los pecadores presentes dentro de ella (Lumen Gentium, 8c). La Iglesia de Cristo puede subsistir también en otras Iglesias. Todas las Iglesias y Comunidades cristianas en comunión entre sí forman la única Iglesia de Cristo.

En epistemología vale el siguiente principio: cuando una expresión no es definida explícitamente, como el «subsiste», vale entonces el sentido que le es dado por el sentido común. Tomando como referencia el famoso diccionario latino de Forcellini, podemos verificar que el sentido básico de «subsistere» es siempre concreto: «manere, permanere, sustentare, resistere, consistere, fermare e adstare» (Totius Latinitatis Lexicon, V 797-708). Ningún sentido ni los ejemplos elencados van en la linea pretendida por los cardenales J. Ratzinger y W. Levada de «subsistencia» e «hipóstasis».

Notemos una modificación motu proprio de fundamental importancia, introducida por el cardenal Ratzinger distorsionando el sentido del Concilio. El texto del cardenal dice que en las otras Iglesias «existen solamente elementos de Iglesia». El Concilio no afirma eso. Dice, sin restricciones, que existen en ellas «muchos (plura) elementos eclesiales», abriendo así la posiblidad de entenderlas como Iglesias.

Al introducir el «solamente» el cardenal retira de las demás Iglesias el carácter de Iglesia. Eso lo coloca en oposición al número 15 de la Lumen Gentium, donde queda claro que tales elementos no se refieren sólo a los sacramentos y a los individuos, sino «a las Iglesias y a las Comunidades mismas» donde se encuentran los individuos y se reciben los sacramentos. La comisión teológica enfatiza que «precisamente en el reconocimiento de este hecho se sitúa el fundamento del movimiento ecuménico» Acta Synodalia III/1,204). En razón de ello, el Decreto sobre el ecumenismo sostiene «que el Espíritu no rechaza servirse de ellas como de instrumentos de salvación» (n. 3d) como repite con acierto el cardenal Levada.

El cardenal J. Ratzinger y el cardenal Levada podrían argumentar que el Concilio evita denominar como Iglesia a las Comunidades cristianas salidas de la Reforma, reservando esta palabra para aquellas que tienen eucaristía y sucesión apostólica. Por su parte, la comisión teológica aclara que con tal expresión el Concilio «no tiene intención de investigar y determinar cuáles entre las comunidades deben ser llamadas teológicamente Iglesias» (Acta Synodalia III/7,35), sino que el Concilio se atiene al uso tradicional del lenguaje. Subraya sin embargo que tales Comunidades no son una suma de individuos, sino que «están constituidas por elementos sociales y eclesiásticos que les confieren un carácter verdaderamente eclesial; en tales Comunidades, aunque imperfectamente, está presente la única Iglesia de Cristo, de una manera semejante a aquella según la cual ella está presente en las Iglesias particulares, y por medio de sus elementos eclesiales la Iglesia de Cristo actúa, de algún modo, en ellas» (Acta Synodalia III, 2, 335). En las Iglesias no católicas subsiste también, por tanto, la Iglesia de Cristo.

Efectivamente, el Magisterio pontificio, sinodal y episcopal posconciliar, ha hablado de Iglesias, al referirse a las Comunidades evangélicas. No se trata, seguramente, de un eufemismo o metáfora, sino de una aplicación concreta del sentido conciliar de «subsiste», que permite decir: las varias Iglesias no católicas participan de la Iglesia querida por Cristo.

3. Iglesia, sacramento de Cristo

El Concilio Vaticano II rescató uno de los más antiguos conceptos de Iglesia de la antigüedad, al llamarla «sacramento de Cristo», o sea signo e instrumento de salvación. Ahora bien, el sacramento, como enseña la teología escolar, tiene varios niveles de concretización y de densidad (sacramentum/res sacramenti/res): el signo externo, el signo más su significado religioso; signo, significado religioso que torna presente la gracia divina. En el sacramento pleno las tres dimensiones tienen lugar juntas. Pero ellas pueden también darse separadas, sin por eso invalidar totalmente el sacramento. De forma análoga, la Iglesia de Cristo, como en el caso del sacramento, puede conocer distintos niveles de realización, más o menos densos y perfectos, pero todos ellos reales.

La Iglesia católica puede pretender ser la más plena realización de la Iglesia de Cristo. Pero esa pretensión no puede ser de tal orden que impida que otras iglesias también sean expresiones de la Iglesia de Cristo. En muchos aspectos, éstas pueden incluso ser mejores, como, por ejemplo, en la veneración de las escrituras –en el caso de las Iglesias Evangélicas- o en el cultivo de la liturgia solemne –en el caso de la Iglesia ortodoxa-. Pero todas ellas son reconocidas y componen la Iglesia de Cristo en la tierra.

Con el «subsiste», el Concilio Vaticano II quiso abrir la puerta para el ecumenismo. Los cardenales J. Ratzinger y W. Levada, con la interpretación que dan al «subsiste» corren el riesgo de cerrar esta puerta que tanto tiempo y tantas oraciones ha costado a la cristiandad. Sólo queda el camino de vuelta como conversión, perdiéndose la riqueza de santidad y de testimonio acumulados por siglos de existencia de las Iglesias cristianas, también portadoras de la herencia de Jesús y de los Apóstoles.

 

*Leonardo Boff, teólogo brasileño de la liberación, profesor emérito de teología sistemática, autor de más de 70 libros, entre ellos Iglesia: carisma y poder (1981), enjuiciado por la CDF en 1985.

Bibliografía para profundizar

Elencamos algunos títulos que abordan la cuestión del «subsistit» en la línea de nuestras reflexiones.

Boff, L., Die katholische Kirche als Ganzsakrament und die sakramentale Struktur der nicht-katholischen Kirchen, en Die Kirche als Sakrament im Horizont der Welterfahrung, Paderborn 1972, 413-426.

Boff, L., Igreja: carisma e poder. Com todos os documentos do processo doutrinário no Vaticano e com minhas respostas às críticas, Editora Record, Rio de Janeiro 2005.

Baum, G., Die ekklesiale Wirklichkeit der anderen Kirchen, en Concilium 1 (1965) 291-303.

Congar, Y., Le développement de l’évaluation ecclésiologique des Eglises non catholiques, en Rev. Droit. Can. 25 (1975) 215-216.

Kasper, W., Der ekklesiologische Charakter der nichtkatholischen Kirchen, en ThQ 145(1965)42-62.

Ruidor, I., Estructura sacramental de las Iglesias y comunidades cristianas no católicas, en Estudios Eclesiásticos 42(1967)207-216.

Dantine, W., Die kontroverstheologische Problematik der sogenannten 'ekklesialen Elemente' im Blick auf das ökumenische Gespräch, en Eneuerung der einen Kirche (Festsch. für H. Bornkamm, hrsg. von J Lell), Göttingen 1966, 140-155.

Dietzfelbinger, W., Die Grenzen der Kirche nach der dogmatischen Konstitution "De Ecclesia" en Kerygma und Dogma 11(1965) 165-176.

Thils, G., Oecumenisme et romanocentrisme, en Oecumenica 1967, 194-207.

De Halleux, A., Les principes catholiques de l’oecumenisme, en Rev. Th. Louv. 16 (1985) 320-322.

Dulles, A., The Church, the Churches and the Catholic Church, en TS 33 (1972) 211ss.

Scheele, P.W., Das Kirchensein der Getrennten, en Catholica 22 (1968) 30 ss.

Sullivan, F.A., In che senso la Chiesa di Cristo "sussiste" nella Chiesa cattolica romana? en Vaticano II: bilancio de prospettive, organizado por René Latourelle, vol. 2, Cittadella Editrice, Assisi 1987, 811-824.

 

 

Subsídio à discussão sobre o “subsiste” na doutrina da Igreja

 

A Constituição sobre a Igreja do Concílio Vaticano II, Lumen Gentium, diz que "a Igreja de Cristo subsiste na Igreja católica, embora fora de sua estrutura visível se encontrem vários elementos de santificação e de verdade" (n.7). Nos documentos anteriores, preparatórios, se fazia uma identificação, ao dizer que "a Igreja de Cristo é a Igreja católica". As discussões entre os Padres conciliares e por razões teológicas e ecumênicas se mudou o “é” por “subsiste”. Se houve mudança, é sinal de que os Padres conciliares quiseram evitar uma identificação pura e simples entre Igreja de Cristo e Igreja católica.

1. A controvérsia acerca do “subsiste”

A maioria dos intérpretes e eu pessoalmente no livro Igreja: carisma e poder (1981) temos entendido o "subsiste" por "ganhar forma concreta, se concretiza, aparece". O Card. J. Ratzinger condenou em 1985 esta minha interpretação (e impondo-me um ano de “silêncio obsequioso”) afirmando que "o Concílio tinha escolhido a palavra "subsiste" exatamente para esclarecer que há uma única "subsistência" da verdadeira Igreja, enquanto fora de sua estrutura visível existem somente elementos de Igreja ("elementa Ecclesiae": AAS 77, 1985, 756-762). E assevera outrossim que L. Boff comete uma "subversão do significado do texto conciliar... base do relativismo eclesiológico" (op. cit.). A mesma condenação é reafirmada na Declaração Dominus Jesus (n.16 e rodapé n. 56 de 6/8/2000 onde meu nome é explicitamente referido).

Repete-o com mais detalhes na conferência que proferiu sobre a natureza da Igreja a propósito do Congresso Internacional sobre a atuação do Vaticano II (Roma 25-27/2/2000,em Il Regno 7/2000, 231-238). Nesta conferência explica que "subsiste" "deriva da antiga filosofia... e corresponde à palavra grega hypostasis (op. cit. 237b).

Agora o tema volta à baila com o documento da Congregação para a Doutrina da Fé assinado pelo seu Presidente o Cardeal William Levada “Respostas a questões relativas a alguns aspectos da doutrina sobre a Igreja” datada de 29 de junho de 2007. Volta-se a condenar a interpretação que havia dado, na nota n. 8 do referido documento, citando novamente a Declaração Dominus Jesus.

Cabe à tarefa dos teólogos aprofundarem as questões e até tirarem a limpo, a nivel histórico, o sentido que foi conferido no documento sobre a Igreja do Concílio Vaticano II Lumen Gentium à palavra “subsiste”.

2. O sentido de “subsiste” não é sinônimo de “é”

Perguntamos: qual foi propriamente a intenção do Concílio e dos Padres conciliares? À luz desta intenção, que significa mesmo a expressão "subsiste" substituindo o "é"?

A comissão teológica do Concílio deu as razões desta mudança: "para que a expressão concorde melhor com a afirmação acerca de elementos eclesiais que se encontram alhures" (Acta Synodalia III/1,177). Esta comissão, entretanto, nunca explicou oficial e explicitamente o sentido da expressão "subsiste". Deu, porém, duas indicações que sinalizam o sentido exato de "subsiste". Ao explicar o sentido no número 8 da Lumen Gentium (onde ocorre o "subsiste") afirma que "a Igreja de Cristo pode ser encontrada concretamente (concrete inveniri) nessa terra na Igreja católica". E logo adiante diz que ela "está presente"(adest) na Igreja católica (Acta Synodalia III/1,176). Como transparece "encontrar concretamente" e "estar presente" são sinônimos de "subsiste". O sentido é então: a Igreja de Cristo "subsiste na Igreja católica", vale dizer, ganha forma concreta e se concretiza na Igreja católica. Mas não se exaure nesta concretização porque há "elementos de Igreja" em outras Igrejas e Comunidades cristãs e porque possui limitações históricas, especialmente, por causa dos pecadores presentes dentro dela (Lumen Gentium, 8c). A Igreja de Cristo pode subsistir também em outras Igrejas. Todas as Igrejas e Comunidades cristãs em comunhão entre si formam a única Igreja de Cristo.

Em epistemologia vale o seguinte princípio: quando uma expressão não é definida explicitamente, como o “subsiste” vale então o sentido que lhe é conferido pelo uso comum. Tomando como referência o famoso dicionário latino de Forcellini, verificamos que o sentido básico de “subsistere” é sempre concreto: "manere, permanere, sustentare, resistere, consistere, fermare e adstare" (Totius Latinitatis Lexicon V,707-708). Nenhum sentido nem os exemplos elencados vão na linha pretendida pelos Cardeais J. Ratzinger e W. Levada de "subsistência" e "hypostasis".

Notemos uma modificação motu proprio de fundamental importância, introduzida pelo Cardeal Ratzinger distorcendo o sentido do Concílio. O texto do Cardeal diz que nas outras Igrejas existem "somente elementos de Igreja". O Concílio não afirma isso. Diz, sem restrições, que existem nelas “muitos (plura) elementos eclesiais”, abrindo assim a possibilidade de entendê-las como Igrejas.

Ao introduzir o "somente" o Cardeal retira das demais Igrejas o caráter de Igreja. Isso o coloca em oposição ao número 15 da Lumen Gentium onde fica claro que tais elementos não se referem apenas aos sacramentos e aos indivíduos mas “às próprias Igrejas e às Comunidades” onde se encontram os indivíduos e se recebem os sacramentos. A comissão teológica enfatiza que "precisamente no reconhecimento deste fato se situa o fundamento do movimento ecumênico" (Acta Synodalia III/1,204). Em razão disso o Decreto sobre o ecumenismo sustenta "que o Espírito não recusa servir-se delas como instrumentos de salvação" (n. 3d) como o repete com acerto o Card. Levada.

O Card. J. Ratzinger e o Card. Levada poderiam argumentar que o Concílio evita denominar as Comunidades cristãs saidas da Reforma de Igreja, reservando esta palavra para aquelas que possuem a eucaristia e a sucessão apostólica. No entanto, a comissão teológica esclarece que por tal expressão o Concílio “não visa investigar e determinar quais entre as Comunidades devam ser chamadas teologicamente Igrejas” (Acta Synodalia III/7,35) mas o Concílio se atém ao uso tradicional de linguagem. Enfatiza, entretanto, que tais Comunidades não são uma soma de indivíduos mas que "são constituídas por elementos sociais e eclesiásticos que conferem a elas um caráter verdadeiramente eclesial; em tais Comunidades, embora imperfeitamente, está presente a única Igreja de Cristo, de uma maneira semelhante àquela, segundo a qual ela está presente nas Igrejas particulares, e por meio de seus elementos eclesiais a Igreja de Cristo é, de algum modo, operante nelas" (Acta Synodalia III/2,335). Nas Igrejas não católicas subsiste também, portanto, a Igreja de Cristo.

Efetivamente, o Magistério pontifício, sinodal e episcopal pós-conciliar tem falado de Igrejas referindo-se às Comunidades evangélicas. Não se trata, seguramente, de eufemismo ou metáfora mas de uma aplicação concreta do sentido conciliar de "subsiste", que permite dizer: as várias Igrejas não católicas participam da Igreja querida por Cristo.

3. Igreja, sacramento de Cristo

O Concílio Vaticano II resgatou um dos mais antigos conceitos de Igreja da antiguidade, chamando-a de “sacramento de Cristo”, quer dizer, sinal e instrumento da salvação. Ora, o sacramento, ensina a teologia escolar, tem vários níveis de concretização e de densidade (sacramentum/res sacramenti/res): o sinal exterior; o sinal mais seu significado religioso; sinal, significado religioso que torna presente a graça divina. No sacramento pleno as três dimensões ocorrem juntas. Mas elas podem também ocorrer separadas, sem com isso invalidar totalmente o sacramento. De forma análoga, a Igreja de Cristo, como no caso do sacramento, pode conhecer distintos níveis de realização, mais ou menos densos e perfeitos, mas todos eles reais.

A Igreja católica pode pretender ser a mais plena realização da Igreja de Cristo. Mas essa pretensão não pode ser de tal ordem que impeça outras Igrejas de serem também expressões da Igreja de Cristo. Em muitos aspectos, elas podem ser até melhores como na veneração das Escrituras pelas Igrejas evangélicas ou no cultivo da liturgia solene pela Igreja ortodoxa. Mas todas elas se reconhecem e compõem a Igreja de Cristo na terra.

O Concílio Vaticano II quis com o "subsiste" abrir a porta para o ecumenismo. Os Cardeais J. Ratzinger e W. Levada com a interpretação que dão ao "subsiste" correm o risco de fechar esta porta que tanto tempo e tantas orações custou à cristandade. Sobra apenas o caminho da volta como conversão, perdendo-se a riqueza de santidade e de testemunho acumulados por séculos de existência das Igrejas cristãs, também portadoras da herança de Jesus e dos Apóstolos.

 

*Leonardo Boff, teólogo brasileiro da libertação, prof. emérito de teologia sistemática, autor de mais de 70 livros entre os quais Igreja: carisma e poder (1981) ajuizado pela Congregação para a Doutrina da Fé em 1985.

Bibliografía para aprofundamento

Elencamos alguns títulos que abordam a questão do “subsistit” na linha de nossas reflexões.

Boff, L., Die katholische Kirche als Ganzsakrament und die sakramentale Struktur der nicht-katholischen Kirchen, en Die Kirche als Sakrament im Horizont der Welterfahrung, Paderborn 1972, 413-426.

Boff, L., Igreja: carisma e poder. Com todos os documentos do processo doutrinário no Vaticano e com minhas respostas às críticas, Editora Record, Rio de Janeiro 2005.

Baum, G., Die ekklesiale Wirklichkeit der anderen Kirchen, em Concilium 1 (1965) 291-303. Congar, Y., Le développement de l’évaluation ecclésiologique des Eglises non catholiques, en Rev. Droit. Can. 25 (1975) 215-216.

Kasper, W., Der ekklesiologische Charakter der nichtkatholischen Kirchen, en ThQ 145(1965)42-62.

Ruidor, I., Estructura sacramental de las Iglesias y comunidades cristianas no católicas, en Estudios Eclesiásticos 42 (1967) 207-216.

Dantine, W., Die kontroverstheologische Problematik der sogenannten 'ekklesialen Elemente' im Blick auf das ökumenische Gespräch, em Eneuerung der einen Kirche (Festsch..für H. Bornkamm, hrsg. von J Lell), Göttingen 1966, 140-155.

Dietzfelbinger, W., Die Grenzen der Kirche nach der dogmatischen Konstitution "De Ecclesia" en Kerygma und Dogma 11 (1965) 165-176.

Thils, G., Oecumenisme et romanocentrisme, em Oecumenica 1967, 194-207.

De Halleux, A., Les principes catholiques de l’oecumenisme, en Rev. Th. Louv. 16 (1985) 320-322.

Dulles, A., The Church, the Churches and the Catholic Church, en TS 33 (1972) 211ss.

Scheele, P.W., Das Kirchensein der Getrennten, en Catholica 22 (1968) 30 ss.

Sullivan, F.A., In che senso la Chiesa di Cristo "sussiste" nella Chiesa cattolica romana? , en Vaticano II: bilancio de prospettive a cura di René Latourelle, vol. 2, Cittadella Editrice, Assisi 1987, 811-824.

 

Leonardo Boff




  Portal Koinonia | Bíblico | Páginas Neobíblicas | El Evangelio de cada día | Calendario litúrgico | Pag. de Cerezo
RELaT | LOGOS | Biblioteca | Información | Martirologio Latinoamericano | Página de Mons. Romero | Posters | Galería
Página de Casaldáliga | La columna de Boff | Agenda Latinoamericana | Cuentos cortos latinoamericanos