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AUTOR: Cuartas, Gloria
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AGENDA LATINOAMERICANA AÑO: 1999
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Esclavitud feudal y esclavitud neoliberalJosé Ignacio González RuizEn teorÃa la esclavitud ya fue abolida, y nuestra declaración de derechos humanos reza que “todos los seres humanos nacen libresâ€. Pero vivimos en un mundo “nominalistaâ€: de palabras más que de realidades. Y en situaciones asà quizá baste con abolir los nombres, sin tener que cam-biar los hechos. Que algo de eso puede haber pasado con la esclavitud lo sugieren las siguientes comparaciones. 1.- Propiedad del amo y propiedad del capital.- Antaño el esclavo era propiedad de su dueño. Como éste solÃa ser un gran terrateniente no cambiaba de residencia y el esclavo tampoco. Hoy en dÃa el esclavo es propiedad del Capital que, como todo el mundo sabe, es lo más móvil que hay y por eso el esclavo se mueve mucho más. Es lo que llaman flexibilidad laboral: te mandan al desempleo en el Sur y te ofrecen trabajo en el norte. La única diferencia es que antes, si el señor cambiaba de lugar o vendÃa al esclavo, éste solÃa ir con toda su familia (debió ser un resto de misericordia que se infiltró descuidadamente). Ahora va solo. La mujer puede quedar esperándole, tejiendo y destejiendo, como hacÃa Penélope en La Odisea de Homero. 2.- Alimentado y asalariado.- Antaño el esclavo era alimentado por el amo y, como a éste le interesaba mantenerlo, solÃa darle al menos el mÃnimo necesario para vivir. Hoy al esclavo le alimenta el Capital, a quien no le interesa nada conservarlo pues lo puede sustituir fácilmente por otro. De ahà que el salario no le llega ni para comida ni para casa ni para vestido, ni menos para las tres juntas. Por ejemplo: según la Carta Social europea el salario mÃnimo legal debe ser un 68% del salario medio de cada paÃs. 3.- Derecho de pernada y derecho de “empleada†.- Ya se sabe que los señores feudales tenÃan, respecto de sus siervas un “ius primae noctis†(derecho a pasar con ellas la primera noche). ¿Qué cosas, eh? Hoy las cosas ya no son asÃ. El Capital no tiene ese tipo de pasiones, por eso las delega si acaso en sus gerentes. Y éstos, que son mucho más democráticos, ya no se obsesionan por la primera noche. Basta sólo con que si a Vd. le hacen el inmenso favor de emplearla, sea Vd un poco razonable y cotice al señor por ese derecho que él tiene de emplear a quien le dé la gana. Cotice, no con dinero naturalmente, que eso el señor no lo necesita, sino con lo que a él le gusta. A lo mejor le dicen que la compa-ración no vale, porque hoy puede Vd. poner una demanda por acoso sexual y todo. Pero tenga Vd en cuenta que esas demandas exigen abogados, que Vd no puede pagárselos y el señor sÃ. Y que si Vd pone una de esas demandas puede verse inscrita en una de esas listas “negras†que los señores se pasan entre sÃ, y ya no obtener un mÃsero trabajo en el resto de su vida. 4.- Los dichosos niños.- En tiempo de la esclavitud iban a trabajar con sus padres y ya desde bien pequeños. En el neoliberalismo no: se ha conseguido la libertad para que puedan ir ellos solos y trabajar solos. Asà se les puede explotar mucho mejor, rinden mucho más, y permiten después vender mucho más barato en tiendas de “todo a un dólarâ€. La explotación infantil es sólo un capÃtulo, el más hiriente, en todo este aguafuerte de la esclavitud neoliberal. Y que además de gritar y marchar contra ella, hemos de comprender que obedece a una lógica que casi constitu-ye nuestra atmósfera. 5.- La cabaña del TÃo Tom.- Casi todos la leÃmos cuando niños. Ahora resulta que han aparecido en Madrid otras cabañas infinitamente más tristes y más infectas. Pero el alcalde ya se ha apresurado a aclarar que: “nadie está obligado a vivir en un sitio asÃâ€. O sea que si viven ahà es porque les da la gana y porque son sucios. Se percibe que el alcalde de Madrid quizá estudió Derecho pero desde luego no FilosofÃa. Porque entonces le habrÃan enseñado a argumentar, a no confundir una obligación moral con una necesidad fÃsica. O a lo mejor será que el Alcalde de Madrid es más liberal de lo que aparenta, y está totalmente de acuerdo con el argumento que a veces se oye frente a otros peligros públicos: “nadie está obligado a hacer uso de ellosâ€. Exactamente. 6.- Y para concluir: en unos tiempos de tanta modestia intelectual como los nuestros quizá resulte demasiado soberbio aquello de “todos los seres humanos nacen libresâ€... Semejante declaración es naturista y esencialista. Pronuncia un juicio universal que no es en absoluto verificable. Por eso serÃa mejor modificar el artÃculo; digamos pues, de forma más acorde con nuestra prover-bial modestia, que “todos los seres humanos libres, nacen libresâ€. Eso ya resulta menos objetable.
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