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AUTOR: Francisco Gutiérrez y Cruz Prado
 
AGENDA LATINOAMERICANA AÑO: 1998

CARTA DE LA TIERRA

Francisco Gutiérrez  y Cruz Prado
 


1. Proceso de la Carta de la Tierra

Desde la preparación de la Cumbre de la Tierra en Rio 92 surgió la idea de que las Naciones Unidas aprobaran una carta que recogiera los derechos y los principios básicos de conducción de las gentes, naciones y pueblos respecto al ambiente y al desarrollo a fin de asegurar la viabilidad e integridad de la Tierra, como hogar acogedor, tanto de la vida humana como de las otras formas de vida del planeta.

La reunión inaugural del Consejo de la Tierra se impuso como una de sus tareas prioritarias la elaboración de dicha Carta de la Tierra insistiendo en las exigencias morales de sostenibilidad, así como en las normas del comportamiento estatal e interestatal requeridas para preservar y promover la vida en el planeta Tierra.

En abril de 1994, el Presidente del Consejo de la Tierra, Sr. Maurice Strong y el Presidente de la Cruz Verde Internacional, Sr. Mijail Gorbachov, acordaron llevar adelante la iniciativa de la Carta de la Tierra en dos fases:

•el uso de las muchas e importantes declaraciones y convenios que se han completado durante las últimas dos décadas, en vistas a identificar valores y principios básicos que deberían ser incluidos en la Carta de la Tierra, y

•la apertura de un proceso de alcance amplio de consulta y compromiso de los diferentes sectores de la sociedad civil para que desde su práctica cotidiana, visualizaran y propusieran los valores que deben fundamentar la elaboración de la Carta.

La Carta de la Tierra deberá ser en consecuen-cia el resultado de un proceso participativo a nivel mundial tendente a definir un sistema operacional de valores que guíen nuestro comportamiento, nuestras relaciones y esfuerzos para el desarrollo sostenible.

2. Fundamentos de la Carta de la Tierra

La viabilidad del desarrollo en una sociedad sostenible sólo es posible y factible a través de un cambio de actitudes, comportamientos y estilos de vida dentro del más profundo respeto de las diferentes etnias y culturas.

En este sentido, las propuestas de la Carta tienen que basarse en la más amplia y abarcadora dimensión del desarrollo sostenible y no en un ambientalismo superficial que centra su interés en un control y una gestión más eficaces del ambiente natural a beneficio del ser humano.

El desafío de la sociedad sostenible es crear nuevas formas de ser y de estar en este mundo. Este desafío de la Carta no deberá basarse en verdades transmitidas, o en discursos proclama-dos, y ni siquiera en hermosas palabras inspirado-ras, sino primordialmente en la vivencia sentida por las personas y grupos y consecuentemente por el más claro sentido práctico relacionado con situa-ciones específicas y con las posibilidades de los diferentes sectores poblacionales.

La Carta debe tender hacia la formación de un ciudadano capaz de desarrollar formas de vida, en correspondencia con la nueva categoría social del desarrollo sostenible; debe buscar la construcción de formas de convivencia a escala planetaria tanto a nivel comunitario como institucional; debe, en suma, asentar la conciencia mundial en normas claras relacionadas con lo espiritual, ético, existencial, ecológico y epistemológico, las cinco «e» básicas propuestas por Luis Weinstein cuando se refiere a la ecología del yo y el desarrollo sostenible.

3. Objetivos de la Carta de la Tierra

•Poner en marcha un extenso proceso de consulta entre los sectores mayoritarios que afectan el desarrollo sostenible, de modo que la elaboración de la Carta sea el resultado de dicho proceso. Esto, en el entendido de que sólo así dicha Carta podrá llegar a ser el código universal de conducta, por estar basado en valores y principios provenientes de las diferentes culturas y sectores sociales. Si bien, una vez promulgada por las Naciones Unidas será en este campo el equivalente a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por el proceso de elaboración se espera que sus efectos sean mucho más directos y amplios.

•Lograr que la Carta sea el resultado de los diversos aportes prácticos de las experiencias y vivencias provenientes de la más amplia participación de personas, organizaciones, comunidades, colectivos e instituciones que conforman la sociedad civil.

•Fundamentar la Carta en los valores de los distintos sectores y grupos sociales de modo que refleje con la mayor fidelidad posible la ética integral que está a la base del comportamiento cotidiano y de la relación armónica entre lo sensorial y lo conceptual, entre lo mediato y lo inmediato, y entre el desarrollo económico, social y ecológico.

•Promover el desarrollo de intereses y formas operacionales que contribuyan al enriquecimiento de la capacidad para que, ya sea individualmente, ya como grupo, sepan tomar las decisiones y estrategias inherentes al desarrollo sostenible.

•Procurar que la Carta ofrezca guías concretas y procedimientos claros de conducta de cada individuo e institución con relación al medio ambiente y al desarrollo, y con ello asegurar la integridad y bienestar de la Tierra.

4. Proceso de la Carta de la Tierra

•En mayo de 1995 tuvo lugar en La Haya un taller con la participación de destacadas personalidades de diferentes naciones y culturas en donde se concordaron los puntos claves que deberían presidir el proceso de elaboración y aprobación de la Carta de la Tierra.

•A partir de esta importante reunión se puso en marcha, por un lado, un extenso proceso de consulta mundial entre diferentes sectores sociales y, por otro, se promueven y organizan procesos educativos a gran escala y con las más diversas organizaciones y movimientos sociales, con el propósito de garantizar que los insumos de la Carta sean el resultado real de la práctica cotidiana de la gente y las instituciones.

•En Rio 92+5 se analizan los primeros resulta-dos tanto de las consultas como de los procesos educativos a fin de dimensionar, prever y promover con la mayor precisión los resultados del proceso de búsqueda en vistas a la elaboración y aproba-ción de la Carta de la Tierra por las Naciones Unidas en el año 2000.

•Muchas organizaciones, redes e instituciones de carácter mundial están ya vinculadas a este proceso de búsqueda y de consulta. Las personas y organismos que deseen incorporarse pueden ponerse en contacto con:

Miriam Vilela / Consejo de la Tierra / San José, Costa Rica / tel.: 506-256.16.11 / fax: 506-285.21.97 / info@terra.ecouncil.ac.cr / http://www.ecouncil.ac.cr

 

 

 


 



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